Imagínese que está en Tijuana, una ciudad bulliciosa conocida por su cultura abierta y variada, así como por su comida sabrosa. La verdad es que Tijuana está llena de entusiastas de la nutrición. Es más probable que conozca a alguien que viva de los batidos de col rizada que a un simple fanático de las dietas en la puerta de al lado.
En los últimos tiempos, Tijuana ha visto una transformación de los dietistas en cuanto a la vida saludable. Son los Sherlock Holmes de la dieta, pueden descubrir las alergias alimentarias, los gustos e incluso esos antojos secretos que todos sabemos que están ahí. ¿Quiere deshacerse de ese michelín? Simplemente tráigalo con un aderezo, no con espadas.
Pueden contrarrestar los efectos de cada taco que haya comido alguna vez. A diferencia de las dietas estándar, muchos nutricionistas de Tijuana enfatizan en adaptar sus hábitos alimenticios a un guante hecho a medida. Resulta que evitan el uso de un lenguaje técnico y, en cambio, utilizan el lenguaje de la gente, lo que le ayuda a convertir su fastidiosa merienda de media noche en algo menos… mantequilla de maní aceitosa.
Se preguntarán: “¿Es realmente tan absurdo no difundir información sobre salud?”. Tal vez piensen que sí, pero me han distraído. Pueden llevar eso al banco. Por experiencia personal, sé que es tan difícil elegir entre quinoa y un pastelito como resolver un cubo de Rubik culinario.
En Tijuana escucharán innumerables historias de éxito sobre clientes cuyas vidas y cinturas cambiaron. Una residente local, María, pasó de ser una adicta al sofá a correr maratones con solo una o dos sesiones. Historias de éxito como estas resuenan en todas las comunidades de salud de Tijuana.
Puede que sea necesario que uno de estos nutricionistas dé en el blanco con usted. Entablar una conversación con un nutricionista puede ser como consultar a un asesor de gyursh para el intestino. Menos cuestión de privación y más de exploración, esta persona le enseña a considerar la combinación de sabores y tablas de nutrición, lo que es una actuación delicada.
Si estás confundido sobre cómo elegir un nutricionista en Tijuana, busca en Internet pistas. Camina un poco. Lo que descubras por ahí puede ser de ayuda. Esta ciudad, además de ser de comida mexicana, también tiene frijoles y un espíritu amistoso. Esta ciudad prospera en ambos temas, incubadora y proveedora de alimentos.
Pero encontrar un nutricionista es tu primer paso; el siguiente es caminar de la mano con él. Aunque la ruta puede ser difícil, hay un mapa de ruta y, si eso falla, un sendero de coles de Bruselas. Bueno, ¿estás listo para hacerte amigo de la quinoa y la col rizada? Brindemos por un espíritu saludable; cuando sea posible, brinda con un trago de kombucha.
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